Nada más empezar la conferencia BUILD y publicarse el enlace de descarga de Windows 8.1, no lo dudé y actualicé un equipo (con Windows RT, todo hay que decirlo) para probar cuanto antes las novedades que esta actualización de Windows traerá a sus usuarios cuando sea lanzada comercialmente, dentro de unos meses.
He estado unas cuantas horas trasteando con Windows 8.1 y, si puedo dar una conclusión antes de ponerme en detalle con todo esto, ésta sería que Windows 8.1 es lo que debió ser Windows 8 desde un principio. Vamos a ver por qué.
Nueva pantalla de inicio
Windows 8.1 incluye novedades en la famosa Start Screen. No ha perdido la personalidad que adquirió cuando Windows 8 fue lanzado, y además ha sido muy refinado con respecto a su iteración anterior.
Podemos añadir iconos de cuatro tamaños distintos: pequeño, mediano, grande y extra-grande. Hay que tener en cuenta que no todos los tamaños están disponibles en todas las aplicaciones. ¿Cuándo es práctico? Por ejemplo, el tamaño extra-grande de la aplicación de El Tiempo nos muestra la predicción de varios lugares o para varios días (va cambiando).
Idéntica a la que ya conocemos, pero mejorIconos medianos y pequeños podemos tener de todas las aplicaciones, y colocarlos como queramos. También podemos hacer grupos con los iconos, como hemos podido hacer hasta ahora. Además, será de manera más cómoda: accionamos la app bar para sacar la barra de herramientas inferior, pulsamos “Personalizar” y hacemos clic en el texto que queremos editar.
Es importante resaltar que, en interfaces táctiles, para seleccionar iconos ahora no desplazamos hacia abajo o hacia arriba: simplemente mantenemos pulsado el icono en cuestión, al igual que en Windows Phone.
La pantalla de inicio tiene una parte inferior donde se muestran todas las aplicaciones, ya se ejecuten en el escritorio clásico o se ejecuten en el entorno moderno. Podemos ordenar estas aplicaciones alfabéticamente, según categoría, según fecha de instalación y según frecuencia de uso.

Además de eso, es mucho más personalizable que la anterior. Hay nuevos fondos, podemos seleccionar nuevas imágenes, muchos más tonos de color de fondo y de acento, e incluso poner la misma imagen que tenemos en el escritorio clásico (de manera que la transición entre ambas interfaces acaba resultando más natural).
Multitarea y multimonitor. Ya era hora
La multitarea se ha flexibilizado mucho con respecto a lo que hemos visto en Windows 8. Hasta ahora solo podíamos tener abiertas dos aplicaciones propias de Windows 8, dando igual el tamaño de la pantalla o el número de monitores que tengas encendidos en ese instante.
Windows 8.1 lo ha racionalizado. Podemos abrir tantas aplicaciones como podamos, siempre que tengan un ancho mínimo. Y con la proporción que mejor nos venga. En la presentación hemos visto ocho aplicaciones abiertas, una al lado de la otra. Además, las aplicaciones Metro pueden estar en todas las pantallas del equipo, dejando de sufrir la restricción absurda que las confinaba en una pantalla.
Otra ventaja importante es que podemos abrir varias ventanas de una misma aplicación (siempre que ésta lo admita). Como ejemplo, la captura: dos ventanas de Internet Explorer. Aunque hay que reconocer que el método para hacerlo dista mucho de ser intuitivo (abrir página, poner navegador a un lado de la pantalla, abrir otra pestaña con la página, dejar pulsado/click con el botón secundario, “Abrir pestaña en nueva ventana”) .

SkyDrive hasta las trancas
Otra de las principales diferencias entre Windows 8 y Windows 8.1 es que la integración de SkyDrive en Windows 8.1 es mucho más profunda que en Windows 8.
Los (pocos) usuarios de Windows RT agradecerán mucho esta integración, dado que gracias a ella podemos utilizar el explorador de archivos clásico para navegar por nuestra carpeta de SkyDrive y marcar qué carpetas queremos sincronizar con nuestro dispositivo para que podamos navegarlas cuando no dispongamos de conexión a Internet. Además, la integración abarca mucho más.

La sincronización sigue afectando a las configuraciones de nuestros equipos (que además son más profundas: ahora incluye también, por ejemplo, la posición y tamaño de los iconos de la Pantalla de Inicio), pero además nos permite subir automáticamente a SkyDrive las fotografías y vídeos tomados con nuestro dispositivo, por poner ejemplos.
Más pequeños cambios que marcan la diferencia
No obstante, al margen de las grandes novedades, incluye muchos ajustes y pequeñas novedades que acaban haciendo que la experiencia de utilizar Windows 8.1 sea mejor que la de Windows 8.
Por una parte, podemos compartir capturas de pantalla con aplicaciones que las admiten directamente desde el menú Compartir oculto en la Charms Bar.

También hay muchas nuevas aplicaciones que merece la pena utilizar. La aplicación de Alarma, la Grabadora de Sonido o la Calculadora no es que sean muchas mejoras. Pero la Lista de Lectura, desde luego, es una buena adición que, además, se sincroniza utilizando nuestra cuenta de SkyDrive entre todos nuestros dispositivos.
El botón de Inicio ha vuelto al escritorio clásico, como sabemos. Ese botón únicamente da acceso a la pantalla de Inicio, o muestra algunas opciones extra si lo pulsamos con el botón derecho. El teclado en pantalla ha cambiado un poco, aunque permanece básicamente igual al presente en Windows 8.

Otros detalles son la posibilidad de seleccionar “horas tranquilas” en las que el PC no emitirá notificaciones (incluso podemos rechazar automáticamente las llamadas que lleguen a esas horas por sistemas como Skype). Y, por cierto, Windows 8.1 Preview incluye Outlook 2013 RT.
No sé, hay muchos pequeños detalles que han cambiado con respecto a Windows 8 y seguramente habré pasado muchos por alto. Desde luego estos son los que más me han llamado la atención. ¿Alguno que os haya gustado especialmente?

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