Las actualizaciones de software son inevitables, y a veces un engorro por el que tarde o temprano hay que pasar si siempre las retrasamos. Pero los terminales que actualizamos están en nuestra mano, o encima de una mesa, y raras veces un usuario general actualiza una máquina remota. ¿Y si lo que hay que actualizar es un satélite que está a 655 millones de kilómetros de distancia?
Es el caso del satélite Rosetta, lanzado hace diez años y que en dos meses alcanzará finalmente su destino: el cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko. Su misión: aterrizar en el cometa y utilizar (entre otros instrumentos) el sistema MIDAS (Micro-Imaging Dust Analysis System) para analizar la composición del polvo que va dejando el cuerpo celeste a medida que orbita por nuestro sistema solar.
El satélite se encuentra a unos 35 minutos-luz de la Tierra, así que mandarle instrucciones y recibir respuesta supone más de 70 minutos de espera
Ese sistema ya equipa un sistema preparado para cumplir con todas las misiones, pero claro: la tecnología ha avanzado mucho durante sus diez años de viaje y los responsables de la misión han tenido tiempo de sobra para preparar una actualización que mejorará las capacidades del artilugio. ¿Pero cómo actualizar ese sistema cuando el Rosetta está tan lejos? Sólo enviar una instrucción y recibir la respuesta ya supone perder 70 minutos, porque la luz tarda 35 minutos en llegar hasta donde está el satélite y otros 35 en volver. Y eso sin contar el tiempo que tarde el hardware en procesar esas instrucciones.
Mark Bentley, uno de los investigadores del proyecto, nos cuenta desde el blog de la Agencia Espacial Europea cómo se hace esa actualización. Interactuar con el sistema MIDAS desde un ordenador en la Tierra tiene esta pinta:
El truco está en hacerlo todo de forma muy interactiva, comprobando cada paso y todas sus consecuencias poco a poco. El instrumento MIDAS arranca en un “modo Kernel“ tras casi mil días de hibernación, capaz de cumplir con un conjunto de instrucciones básico que permite aplicar parches en el sistema o incluso instalar un sistema completamente nuevo.
MIDAS se inicia en “modo kernel” tras 957 días de hibernación
Primero se comprueba que todos los componentes del sistema funcionan correctamente tras viajar durante diez años por el espacio, y luego se transmiten por radio todas las actualizaciones necesarias del sistema. ¿Sabéis esa tensión que se vive cuando estamos actualizando el sistema de nuestro ordenador y tememos que haya un error grave? Imaginad cómo deben estar los nervios en la ESA mientras esperan más de 35 minutos a que MIDAS confirme que la actualización se ha instalado y aplicado con éxito.
Si todo ha ido bien, MIDAS se tomará otros dos días para estar lista. Y si el resto de la misión va como se espera, Rosetta podrá analizar con éxito materiales de un cometa y aportar datos que la comunidad científica lleva décadas queriendo descubrir. Nada mejor que seguir la cuenta de Twitter del propio satélite para estar al corriente de la misión.

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